CLIPPING / La Nación, Buenos Aires / Domingo
Un día clave para definir el control del Congreso y los presidenciables
Se prevé una lucha ajustadísima entre las listas que encabezan Kirchner y De Narváez en la provincia de Buenos Aires; se renuevan la mitad de las bancas de diputados y un tercio de las del Senado; el Gobierno podría perder la mayoría en ambas cámaras; en la Capital, Michetti llega con ventaja; Binner, Reutemann, Cobos, Carrió, Scioli y Macri intentan consolidarse con la mira en 2011.
Dos incógnitas políticas vitales empezarán a develarse esta noche: con qué poder contará el gobierno de Cristina Kirchner para administrar un país en crisis económica, y qué figuras quedarán dentro de la lista corta de aspirantes a luchar por la presidencia dentro de dos años.
Por si le faltara dramatismo a esa definición, los pronósticos para las elecciones legislativas de hoy muestran una paridad absoluta en distritos decisivos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde Néstor Kirchner compite como candidato a diputado nacional. Esa incertidumbre alimentó los temores de un escrutinio complicado.
La votación decidirá la composición del Congreso con el que gobernarán los Kirchner a partir de diciembre. Se renuevan la mitad de los diputados (128) y un tercio de los senadores (24). Los pronósticos vaticinan que el oficialismo perdería la mayoría en las dos cámaras.
Pero el destino del ex presidente Kirchner, que primero adelantó cuatro meses las elecciones y forzó al gobernador Daniel Scioli y a decenas de intendentes a acompañarlo como candidatos testimoniales, acapara la atención del mundo político. ¿Podrá salir airoso con un triunfo en la mayor provincia del país o su jugada extrema de competir por una banca en el Congreso chocará contra el crecimiento de la lista de Unión Pro, que encabezan los peronistas disidentes Francisco de Narváez y Felipe Solá?
La apuesta bonaerense del ex presidente intenta compensar el derrumbe del oficialismo en los otros distritos grandes, un fenómeno que se precipitó el año pasado a partir del conflicto con el campo.
En Santa Fe, el kirchnerismo mira desde un lejano tercer lugar la disputa voto a voto entre Carlos Reutemann, candidato a senador del PJ, y el socialista Rubén Giustiniani, hombre del gobernador Hermes Binner. Reutemann y Binner buscan un lugar entre los presidenciables.
También en Córdoba están rezagados los candidatos del Gobierno, y en Mendoza no llegan precisamente como favoritos a la pelea contra el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), que alienta el vicepresidente Julio Cobos.
Las elecciones en la Capital parecen más fáciles de pronosticar, al menos en lo que se refiere al primer lugar. Gabriela Michetti, de Pro, lidera todas las encuestas y puede darle a Mauricio Macri un triunfo para sustentar sus sueños presidenciales. Elisa Carrió, que decidió ir en el tercer lugar de la lista del ACyS, tiene el desafío de hacer un papel digno que no la saque de la carrera hacia 2011. Puede chocar con el sorprendente crecimiento de Pino Solanas, de Proyecto Sur, al que los últimos sondeos dan cerca del segundo puesto. El kirchnerismo también en la ciudad llega relegado, en este caso representado por Carlos Heller.
Con todos esos condimentos, el verdadero motivo de las elecciones de medio término -el recambio legislativo- parece quedar relegado. La composición del Congreso futuro mostrará la futura cara del kirchnerismo. Desde la crisis que le causó la discusión de las retenciones agrarias, el Gobierno quedó con una ajustada mayoría en el Senado y alcanza sólo con la ayuda de aliados el quórum en la Cámara de Diputados.
Las proyecciones sobre los resultados de estas elecciones muestran que el Gobierno podría perder entre 14 y 16 bancas en la Cámara baja y entre 4 y 6 en el Senado. Así, quedaría obligado a negociar la sanción de leyes con la oposición, algo que casi nunca ocurrió en los seis años de hegemonía kirchnerista.
La principal sangría de bancas se dará en Buenos Aires: gane o pierda Kirchner le resultará imposible renovar las 20 diputaciones que pone en juego. Aun ganando, es poco probable que coseche más de 14.
De todos modos, para Kirchner la mirada está puesta en mostrar un triunfo electoral, incluso mínimo, que no ponga en riesgo su liderazgo en el peronismo, lo deje en la mesa de negociaciones hacia 2011 y evite un mayor debilitamiento del gobierno de su esposa, que pasó del triunfo por el 45 por ciento nacional hace casi dos años a este presente de cifras magras.
Ayer, el candidato y la Presidenta pasaron en El Calafate la vigilia del día en que pondrán en juego su poder. Al despertar, Kirchner volará a Buenos Aires, para votar en Vicente López. Su esposa, cumplirá su obligación en Río Gallegos antes de regresar a la residencia presidencial para esperar los resultados. Noche larga.
El empate técnico entre De Narváez y Kirchner alimentó las advertencias opositoras sobre posibles irregularidades en el escrutinio. El Gobierno reiteró en las últimas horas que habrá "absoluta transparencia" y que los resultados empezarán a conocerse desde las 21, pero incluso en la justicia electoral alertan sobre posibles demoras en el recuento a raíz de la innumerable cantidad de listas que se inscribieron en la provincia. Puede ser una noche larga.
Será el corolario de una campaña breve pero repleta de discusiones que terminaron en la Justicia. Desde el debate por las candidaturas testimoniales hasta la sugestiva citación judicial a De Narváez por una causa de narcotráfico.
Cuando terminen de contarse los votos la Argentina tendrá alguna noción más nítida de cómo será el nuevo tiempo político. Quedará más claro qué poder real retendrá el Gobierno y hasta dónde estará obligado a abrirse a un proceso de diálogo. También se sabrá quién es quién en el peronismo: ¿podrá Kirchner aglutinar a la mayoría del partido y sostener las aspiraciones de continuidad del proyecto matrimonial? ¿Surgirá Scioli como opción? ¿Podrá Reutemann pasar la clasificación para la carrera principal o el mayor partido del país quedará a la búsqueda de otros liderazgos?
La oposición también espera mensajes que la ayuden a moldear el futuro. En el todavía invertebrado Acuerdo Cívico, figuras como Cobos, Binner y Carrió se someten a un veredicto que puede dejarlos más cerca o más lejos del 2011. Y Macri, con el impulso de la ciudad y de Buenos Aires, descuenta que estará en el cuadro de los presidenciables.
Casi 28 millones de personas tendrán la oportunidad de participar hoy en el trazado de ese futuro mapa del poder.
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